paolo gasparini


Bogotá. 1971. Sales de plata en gelatina, papel de fibra.

La obra de Paolo Gasparini ha estado marcada tanto por su compromiso social y la fuerza documental de sus imágenes, como por la expresividad de sus composiciones y su uso del blanco y negro, en una inmensamente rica gama de valores tonales. Su trabajo fotográfico se concreta de diversos modos, como series, fotolibros, fotomurales y audiovisuales. En todos ellos, las imágenes constituyen una crónica acerca de múltiples temas y problemas de actualidad. Su fotografía no trata únicamente de descifrar los aspectos formales y simbólicos de las escenas que captura, sino también de evidenciar sus contenidos sociales y culturales, de reconocer los discursos que los soportan. En este sentido, son imágenes saturadas de signos y referencias, que evocan con su presencia una realidad que se caracteriza por convocar espacios heterogéneos y disímiles. Estas fotografías tienen como escenario principal la ciudad. En ellas, la cámara aparece como un explorador capaz de descubrir entre las calles y edificaciones sus gestos más importantes, sus hechos y símbolos, sus formas de vida, pero también sus sombras y dramas, sus excesos y futilidades. En su referencia al fenómeno urbano, son imágenes que poseen una complejidad, variedad e intensidad gracias a la que exhiben una visión en la que, a partir del contrapunto entre luces y sombras, se concreta el dinamismo y la fragmentariedad propias del mundo moderno. Esta obra fotográfica está elaborada a partir de un modelo narrativo, una confluencia de mirada y relato que la acerca al cine y que se expresa en lo que Gasparini denomina »fotoracontti« o »racconti fotografici«, una síntesis de imagen y narración que le permite presentar sus series, libros y audiovisuales como escenas para una posible experiencia, o para una apertura de nuestra experiencia a realidades inéditas, ocultas en el acontecer cotidiano.


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