»Long Island City Small Atlas # 2«
exhibición#52
»Long Island City Small Atlas # 2«
Juan Iribarren
07.09.2016/06.11.2016
caa la trinidad, caracas
ver hoja de sala...
»Long Island City Small Atlas # 2«
Juan Iribarren
07.09.2016/06.11.2016
caa la trinidad, caracas
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La palabra Atlas, al relacionarse con las artes visuales remite
inmediatamente a ese amplio espacio de investigación teórica y práctica, que se
ha abierto en la escena contemporánea, a raíz de la recuperación del Bilderatlas
Mnemosyne de Aby Warburg, y de los variados desplazamientos interpretativos que
ese proyecto ha tenido en distintos pensadores, especialmente en George
Didi-Huberman. Este espacio de indagación, en la mayor parte de los casos,
apunta hacia una reconfiguración de las disciplinas relacionadas con la imagen
visual en todas sus formulaciones, en virtud de la que es posible transformar
sus lógicas de comprensión e interpretación, a partir del establecimiento de
vínculos extraordinarios, imprevistos e incidentales entre las imágenes: ya sea
de unas con otras, o de ellas con respecto a la realidad y las cosas que
imaginan. Los Atlas, entendidos como operaciones en y con la imagen, se
encuentran siempre a medio camino entre la representación: los espacios puros y
propios de la imaginación, y el registro: los lugares materiales propios de la
práctica, del hacer en el mundo, por ello, transitan tanto por elementos
formales como por planteamientos antropológicos. De allí que Warburg
describiera su labor como una “iconografía de los intervalos”, es decir, como un
examen de aquello que acontece en los plexos relacionales que las imágenes
instauran o trazan. Esta investigación se ha dado principalmente en términos
teóricos, como un esfuerzo de reajuste interpretativo, sin embargo, en Long
Island City Small Atlas #2, la exposición que presenta Juan Iribarren en Carmen
Araujo Arte, esta indagación visual es eminentemente práctica, es del hacer,
está elaborada con imágenes que dicen de –o que examinan– imágenes: dibujos y
fotografías que exploran la pintura, lo pictórico, en la red de conexiones que
su aparición genera, crea y proyecta. En efecto, es un Atlas que reconfigura
gráficamente “una geografía de lo pictórico” en dos de sus lugares limítrofes,
en dos intervalos: en el dibujo, el momento ideal o puro de una figuración a
partir de elementos simples, en su esencialidad formal o estructural; y en la
fotografía, el momento de su re-inscripción en el mundo, cuando siendo objeto e
imagen ya elaborada se restituye a las cosas, para cumplirse y concretarse en
una pintura: el punctum silencioso que señala su origen y destino. Una
geografía de la pintura que va desde el dibujo a la fotografía, desde un
complejo esquema reticular de líneas, borraduras y planos blancos, a un
meticuloso juego de volúmenes, luces y sombras. Una geografía que concentra y
contiene una de las más dinámicas dialécticas de lo visual, aquella que se
desplaza y se tensa entre la forma –la mirada y sus esquemas organizativos– y
los cuerpos –el “estar” y sus propiedades: masa, contextura, magnitud, firmeza–.